Mis imprescindibles para una primera visita a Japón
Templo Kiyomizu-dera
Japón es un país increíble lleno de contrastes. Es verdaderamente difícil seleccionar el itinerario para una primera vez, pero creo que sus dos principales ciudades, Tokio y Kioto, son la elección perfecta, ya que combinan tradición y modernidad, templos y rascacielos. Por supuesto, si se tiene suficiente tiempo, puede ampliarse el itinerario añadiendo lugares fascinantes como Hiroshima y Miyajima, la región de Hakone y el Monte Fuji, los Alpes Japoneses, Osaka…
Sin embargo, me centraré en las dos ciudades que he nombrado previamente ya que creo que reflejan bastante bien la esencia japonesa, y nos muestran nada más llegar eso que “íbamos buscando” en Japón. Ésta fue la razón por la que las seleccioné para mi viaje, y creo que fue una fantástica elección.
Lo primero que quiero aclarar es que esta lista se centra en mis gustos personales y en lo que yo creo que merece más la pena para, al volver, sentir que realmente has estado en Japón. Opciones hay infinitas y no quiero menospreciar otros lugares verdaderamente increíbles que me he visto obligada a no incluir en esta publicación por falta de espacio y para intentar facilitaros un poco la decisión, que sé por experiencia propia que es verdaderamente difícil.
Fushimi Inari Taisha
Templos
Cuando uno piensa en Japón, indudablemente le vienen a la cabeza imágenes de pagodas y kimonos. Puede pensarse que visto un templo vistos todos, pero nada más lejos de la realidad. No conseguí ver uno igual al anterior, ni tan siquiera parecido. Tienen estilos e historias diferentes. Unos son sintoístas y otros budistas, algunos están rodeados de increíbles jardines, otros tienen un interior que te deja sin aliento…
Me encantó ver cómo los japoneses se enfundaban sus preciosos kimonos para visitarlos. No sé si es porque fuimos en verano o por alguna otra razón, pero en todos los templos a los que fuimos los vimos. ¿Hay imagen más típica?
Sin duda si se quieren ver templos, la visita a Kioto es imprescindible. Hay miles… De ellos, mis favoritos son los siguientes:
- Kinkaku-ji. El Pabellón Dorado es sencillamente impresionante. Ver su reflejo dorado sobre el lago es difícil de olvidar… Como parte negativa, diré que es tan bonito que está bastante masificado.
- Kiyomizu-dera. Este templo es en realidad un recinto que contiene varios. Famoso por su preciosa terraza con vistas a toda la ciudad, merece la pena incluso ahora que dicha terraza está en obras. Lleno de vida, la imagen de sus tejados recortándose contra el cielo bien compensa la dura subida.
- Fushimi Inari Taisha. El santuario de los mil toriis es quizá el que más me gustó. Su recorrido de toris rojos dibuja un sendero de varios kilómetros en la montaña. Si subes por el camino, conseguirás estar solo en esta maravilla que salió en la película de Memorias de una Geisha (reconozco que la he visto más de una vez…).
- Todaiji. Contiene uno de los Budas más grandes de Japón (según la fuente que consulte es éste o el de Kamakura…). El edificio es el de madera más grande que hay, y es una maravilla.
- Kasuga Taisha. Sé que hay mucha gente que no paga la entrada y se conforma con ver el exterior, pero yo recomiendo hacerlo. Es el templo de los farolillos, y ya sólo el camino hasta él merece la pena… Pero en su interior guarda un secreto que me pareció mágico, y del que no había oído hablar. Mi favorito en Nara.
Jardín zen del templo Ryoan-ji
Jardines
De igual manera, todos imaginamos preciosos jardines llenos de cerezos o de arces rojos, en función de la época en la que visitemos Japón. Nosotros no fuimos tan afortunados, ya que fuimos en verano, pero la belleza de estos jardines es tal que no necesitan flores para ser una auténtica maravilla.
Muchos de los templos de Kioto tienen jardines en sus recintos que realmente merecen la pena, pero voy a destacar dos:
- Heian shingu. Este santuario tiene unos jardines inmensos con varias zonas diferenciadas y estanques verdaderamente preciosos. A los más frikies os sonará porque sale en la película de Lost in traslation.
- Ryoan-ji. Existe otro tipo de jardines japoneses, los jardines zen. Formados por gravilla y rocas, transmiten serenidad y paz al que los contempla. De ellos, el más conocido es el de este templo. Las rocas están dispuestas de manera que no pueden verse nunca todas a la vez. No esperaba que me fueran a transmitir mucho estas construcciones, pero me llevé una sorpresa…
Vistas del Rainbow Bridge desde Odaiba
Barrios
Hablar de barrios en general sin especificar ciudad puede resultar un poco confuso. Sin embargo, está así por una razón: os quiero remarcar un barrio de Kioto y varios de Tokio.
En Tokio cada zona de la ciudad tiene su propia esencia y merece su visita por razones diferentes. Las que voy a nombrar no son ni mucho menos las únicas que ver, sino que son las que más me impactaron y las que priorizaría:
- Harajuku. Es el barrio de moda en Tokio, donde sale la gente joven. Aquí se encontrarán muchas tribus urbanas, tiendas de artículos verdaderamente extravagantes, cafeterías con gatos o lechuzas, lolitas… Todo esto llevado a su máximo exponente en la calle Takeshita. Además, cerca está el famoso Parque Yoyogi y el Santuario Meiji (bastante menos vistoso que los de Kioto desde mi punto de vista).
- Akihabara. Creo que es totalmente imprescindible. Es el barrio electrónico y epicentro de la cultura del manga en Tokio. Como consejo, no os quedéis sólo con lo que se ve de las tiendas desde la calle. Si entráis y subís a otras plantas, descubriréis un mundo completamente distinto…
- Odaiba. Desde esta isla se tienen unas vistas espectaculares del Rainbow Bridge y de los rascacielos de Tokio. En ella hay varios centros comerciales o museos de lo más curiosos, aunque también podéis, como nosotros, cenar en la terraza de alguno de sus restaurantes, con vistas a la bahía. Podréis tener una imagen similar desde el Parque de Odaiba, paseando cerca del agua…
Jugando con ciervos en Nara
Excursiones
Tanto si vais a Tokio como si vais a Kioto, veréis que hay multitud de opciones de lugares que visitar a los que podréis acceder sin necesidad de cambiar de alojamiento. Podréis llegar fácilmente gracias a la fantástica red de trenes de este país.
Desde Kioto, nosotros escogimos Nara. Tengo que confesar que a mí todo lo que implique animales me encanta (obviamente sin que sufran), por lo que la perspectiva de cientos de ciervos paseando entre bosques y templos me atraía bastante. Una vez allí descubrimos que hay Nara más allá, y que el paseo merecía la pena por sí mismo, siendo éste uno de los días que más disfrutamos del viaje.
Otras opciones desde Kioto pueden ser Osaka, Kobe, el castillo Himeji… O si se dispone de dos días llegar hasta Hiroshima y visitar la preciosa isla de Miyajima (yo por el momento me quedé con las ganas).
Trekking en Nikko
Desde Tokio también hay una amplia oferta. De ellas destacan las excursiones al Monte Fuji y la región de los lagos, y las visitas a Kamakura, Yokohama y Nikko. Nosotros descartamos visitar el Monte Fuji porque leímos que la visibilidad del mismo en verano es escasa, y corríamos el riesgo de invertir uno de nuestros escasos días de viaje en llegar hasta allí y no ver nada. Así que nos centramos en elegir entre Kamakura y Nikko.
La verdad es que en función de dónde leyera o con quién hablara nos recomendaban una opción o la otra, así que ambas deben de ser buenas. Sin embargo, escogimos Nikko por una corazonada mía. La promesa de naturaleza entremezclada con templos y las fotos que vi en internet me terminaron de convencer. Se trata de un pueblo con un complejo religioso en la montaña realmente espectacular. Rodeado además de bosque, permite realizar trekkings de distinta dificultad. Y, si se dispone de más tiempo, se puede llegar hasta las cascadas Kegon, las más altas de Japón. A pesar de que nos llovió lo recuerdo como una visita muy especial.
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