Ruta por las Hoces del Jarama y el Monasterio de Bonaval y Ruta al Chorro de Valdesotos

En los últimos tiempos, estamos descubriendo muchos lugares a nuestro alrededor que hasta hace poco ni sabíamos que existían, y no porque no merezcan la pena. Eran secretos que estaban esperando a que estuviéramos atentos y nos enteráramos de que estaban ahí.

Guadalajara es una zona que guarda muchos de esos secretos ocultos, y que nos pilla bien cerca de casa. No sé muy bien cómo, hace dos semanas escuché por primera vez el nombre del Monasterio de Bonaval, y cuando me enteré de que había una ruta por un paisaje espectacular a través de las Hoces del Jarama que llegaba hasta él, decidí que tenía que visitarlo. Al ser un lugar bastante desconocido, era una opción perfecta para nosotros, en plena pandemia, ya que no encontraríamos mucha gente.

Ruta por las Hoces del Jarama

La ruta más habitual es un recorrido de ida y vuelta que comienza en su extremo más al este, pasado el pueblo de Retiendas. Es un camino muy sencillo, sin apenas desnivel ni pérdida posible, donde la única dificultad es cuidar bien las pisadas en las zonas más cercanas al precipicio (que son pocas y suficientemente anchas).

Nosotros, sin embargo, decidimos hacer una versión circular y, al contrario que la mayoría de la gente, que comienza en Retiendas y visita el Monasterio al principio de la ruta, aparcamos junto al puente romano de Valdesotos. La idea era realizar la ida por la parte alta del cañón, llegando hasta un mirador, llegar al Monasterio, y volver por el camino clásico de dentro de las Hoces. La parte inicial de la ruta no está señalizada. Nosotros no tenemos GPS, pero seguimos las indicaciones que encontramos en wikiloc y no tuvimos ningún problema. En el momento en el que cruza el Jarama, todo el camino es lineal.

Puente romano de Valdesotos

En total fueron unos 8 Km con unos 220 metros de desnivel (si se comienza en Retiendas hay que sumar unos 3 Km, ya que hay un pequeño tramo de ida y vuelta hasta que se incorpora al camino de las Hoces).

El puente romano de Valdesotos es una bonita estructura de piedra erigida sobre el río Jarama, que según he podido leer, es de origen medieval en realidad (aunque no he sido capaz de confirmarlo). Aunque la ruta no pasa en realidad por él, dado que está muy cerca de la carretera, nos acercamos para contemplarlo y, por supuesto, cruzarlo.

Volviendo ya a la ruta, comenzamos a caminar por un tramo inicial de carretera hacia Valdesotos, de aproximadamente 1 Km, pasando de largo el inicio de una pista forestal que comenzaba a nuestra derecha, y las canalizaciones del Canal Alto del Jarama a ambos lados de la carretera. Poco después de una curva, se inicia una pista a nuestra derecha por la que deberemos continuar.

Carretera a Valdesotos

Llevamos menos de 5 minutos andando, y tomamos un sendero a nuestra izquierda que va subiendo, regalándonos vistas del pueblo de Valdesotos desde las alturas (que visitaremos más adelante para realizar nuestra segunda ruta del día). También comenzamos a ver los tonos amarillos que comienzan a insinuar la llegada del otoño al valle.

Nave ganadera

Seguimos caminando, hasta que llegamos a una zona de campos de cultivo, donde nos cruzamos con un campesino atendiendo sus vides, y nos incorporamos de nuevo a una pista que discurre junto a una nave ganadera. Enseguida llegamos a una pista asfaltada, que abandonaremos por un sendero a nuestra derecha.

Detalle de la ruta

Vamos ascendiendo una colina, y comenzamos a ver a lo lejos la pared de las hoces, cada vez más cerca. El paisaje en esta zona es muy bonito. El sendero “oficial” no se acerca al borde, pero no hemos llegado hasta allí para no disfrutar de las vistas de las hoces desde las alturas, por lo que, cuando llegamos al pequeño desvío que hay en una zona entre dos colinas, tomamos el sendero hacia el mirador del Castillo.

Mirador del Castillo

Si bien la ruta hasta este momento no está señalizada, es fácil de seguir, ya que los caminos están bien delimitados. Sin embargo, este sendero apenas se intuye en algunas ocasiones. En cualquier caso, la dirección está clara, por lo que continuamos a través del bosquecillo, hasta que alcanzamos la zona de rocas que buscábamos. Las vistas de las Hoces del Jarama son absolutamente impresionantes. Y nos acompaña un buen grupo de buitres, ya que habitan en las pequeñas cuevas que se forman en las paredes rocosas. Decidimos hacer una parada en este lugar, completamente solos (hasta este punto, la única persona con la que nos hemos cruzado ha sido el campesino que he mencionado), para disfrutar del paisaje, hacerle millones de fotos a los buitres, y re-desayunar un plátano y un zumo (un clásico en nuestras rutas).

Buitres en las Hoces del Jarama

Después de un buen rato de calma y relax, volvemos (como podemos, ya que en esta ocasión perdimos completamente el sendero) al camino principal, y seguimos una bajada muy cómoda, con vistas al monasterio entre los tonos verdes y amarillos de los árboles, hasta llegar al Jarama.

En el río es el primer lugar en el que encontramos otros grupos. Había varias familias haciendo picnic o simplemente disfrutando de una mañana de buen tiempo junto al murmullo del agua. Hay un puente de troncos cubiertos por alfombras, preparado para el ganado, que cruzamos, tras hacernos mil fotos y videos.

Puente de troncos sobre el Jarama

Muy poco después, llegamos al Monasterio de Bonaval. Se trata de un monasterio fundado a mediados del Siglo XII para la orden cisterciense, que fue abandonado en el Siglo XIX, durante el periodo del trienio liberal, habiendo permanecido en ruinas desde entonces.

Hasta hace poco, la visita era gratuita y libre, no existiendo ningún tipo de control, aunque había advertencias del riesgo de desprendimiento. Sin embargo, recientemente se han realizado obras para su restauración, y ha sido reabierto y habilitado para el turismo. Además, debido al COVID19, es necesario reservar la entrada con antelación a través de la web de turismo de Castilla La Mancha. Existe también la opción de hacer visitas guiadas. Nosotros no lo sabíamos, por lo que no pudimos acceder al interior. Quizás en el futuro… Porque, desde luego, parece que merece la pena, especialmente la zona correspondiente a la antigua iglesia, que conserva alguna de sus bóvedas.

Monasterio de Bonaval

Desde allí retomando el camino llegamos a un desvío, pero esta vez muy bien señalizado, ya que nos incorporamos al camino clásico de las Hoces del Jarama, que sigue la senda GR-12 y tiene marcas rojas y blancas. Nos va llevando a través del bosque, con vistas ocasionalmente del Jarama, que va quedando cada vez más abajo, aunque hay varios puntos en los que podemos descender hasta él. Así lo hicimos cuando decidimos que había llegado el momento de comer. Escogimos un claro en el que no hubiera nadie, y dimos buena cuenta de la empanada que habíamos traído. Nos saben a gloria en lugares así…

Ruta de las Hoces del Jarama

Llega un momento en el que se toma más distancia, a más altura en la pared. El camino en este momento es aún más bonito. Una curva de las hoces nos permite apreciarlas en toda su magnitud. Y, en ese momento, nos damos cuenta de que volvemos a estar acompañados de los buitres, que nos vigilan posados en lo alto de la cornisa rocosa. Nos quedamos un buen rato contemplándolos, viéndolos volar, despegar, y haciéndoles fotos. Ha sido un momentazo.

Buitres en las Hoces del Jarama

Poco después, empieza la zona más espectacular del camino, en la que se camina “al borde” del precipicio (realmente es bastante ancho y con un mínimo cuidado no debería entrañar peligro). El río Jarama al fondo del cañón continúa su camino, ajeno a nosotros.

Otro tramo de bosquecillo, y llegamos a otra zona similar a la anterior, quizás aún más vertiginosa, pero de corta extensión.

Ruta por las Hoces del Jarama

Finalmente, tras cruzar un pequeño prado lleno de olivos, en el que vemos otras familias almorzando (y a los niños corriendo hacia las cuevas que se forman en la pared rocosa), alcanzamos la carretera, donde nos espera nuestro coche.

Ha sido un recorrido realmente bonito, que hemos disfrutado mucho, tanto por el paisaje, como por la presencia de los buitres, que hemos podido observar realmente cerca, y por las ruinas del monasterio, aunque no hayamos podido conocer su interior. Muy recomendable.

Ruta al Chorro de Valdesotos

Valdesotos está muy cerca del punto donde habíamos aparcado (a 5 minutos en coche). De hecho, hay gente que continúa andando hasta él. Hay un parking habilitado justo al comienzo del pueblo, por el que no está permitido circular.

La ruta al chorro es corta, de poco más de 3 Km ida y vuelta, y con poco desnivel (algo más de 100 metros). Había leído que estaba bien señalizada, pero no estoy de acuerdo. De hecho, nos costó bastante encontrar el camino, a pesar de que había carteles escritos con pintura ocasionalmente.

El puente que teníamos que haber cruzado

Nosotros, nada más aparcar, seguimos una flecha que marcaba la dirección hacia “El Chorro” a la derecha. Seguimos un camino hasta salir del pueblo al poco tiempo, llegando hasta el arroyo de Palancares, a una zona aún sin agua. Vemos un puente que cruza en altura, pero no cómo llegar hasta él. Realmente, tendríamos que haber cruzado previamente y tomar el camino por la margen derecha, desde donde alcanzaríamos la pista.

Nosotros seguimos bajo el puente y vadeamos el río en varias ocasiones, hasta que llegamos a un punto en el que no podíamos continuar y nos tuvimos que dar la vuelta. Vimos un minúsculo sendero a nuestra derecha que trepaba por la loma hasta alcanzar la pista real, a la que habríamos llegado o bien desde el pueblo cruzando el puente o bien como he indicado anteriormente.

Ruta al Chorro de Valdesotos

Llegados a este punto, el camino es bastante bonito, observándose las lomas a nuestro alrededor plagadas de árboles de distinto colorido. Llegamos a una bifurcación marcada con una cruz, donde sí encontramos una señal indicando el camino, que más tarde se divide en dos. Posteriormente descubrimos que ambas opciones conducen hasta el chorro, una en más altura que la otra.

Inicialmente fuimos por la baja, caminando junto al arroyo, que tuvimos que cruzar por un tronco. El paisaje es bonito, pero, como comentaba, el sendero está poco marcado.

Ruta al Chorro de Valdesotos

Finalmente, llegamos hasta el Chorro de Valdesotos. Y aquí lo demás da igual, porque es sencillamente precioso, encajado entre altas paredes de roca, dejando caer el agua en una piscina cristalina.

Tuvimos la suerte de que, al haber empezado a refrescar en el momento de nuestra visita, no había nadie. En verano, según hemos oído, es bastante frecuentado por gente que va a darse un baño (aunque está prohibido y lo pone en varios carteles), y la limpieza brilla por su ausencia.

Chorro de Valdesotos

Regresamos por el mismo camino, esta vez en su versión más elevada, y llegamos pronto al coche. En total invertimos en torno a 1 hora.

La verdad es que la sensación es agridulce. El Chorro es realmente bonito, pero es una pena el estado del camino. Una inversión en adecentarlo creo que sería muy beneficiosa.

 

Y aquí termina nuestro día en la Hoces del Jarama y el Chorro de Valdesotos. Espero que lo hayas podido disfrutar tanto como nosotros.

Aquí encontrarás otras rutas de senderismo o escapadas por España. ¡Alguna seguro que te sorprende!

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