Roadtrip por los mercados navideños de Alsacia en 5 días



La Alsacia es esa región de Francia que antes era conocida como una zona de campiña, tranquilidad, viñedos, casas de colores y castillos, y que, en los últimos tiempos, gracias a las redes sociales, ha conseguido situarse como uno de los principales destinos europeos por Navidad. Y esto no es por nada.

En esta región, las fiestas se viven con mucha intensidad. Desde finales de noviembre, tanto su capital, Estrasburgo, como los encantadores pueblecitos que la rodean, visten sus mejores galas una impresionante decoración, además de establecer increíbles Mercados de Navidad en los que disfrutar de vino caliente mientras se pasea entre puestos de adornos navideños.

Preparativos

Cuando supimos que tendríamos una semana de vacaciones, no lo dudamos: éste era el año de vivir la esencia de la Navidad en estado puro. Dado que disponíamos de 9 días de viaje, decidimos combinar nuestra ruta por Alsacia con un recorrido por la Selva Negra, lo que es un complemento perfecto, dada la proximidad de ambas regiones, separadas por el río Rin, y que también en Alemania se vive la Navidad con intensidad. Os contaré en otro post nuestras andanzas por allí.

Siendo sinceros, escogimos este viaje, no sólo por las ganas que teníamos de conocerla, sino porque es especial para nosotros. Algunos lo sabréis, pero Edu estuvo viviendo durante un año en Karlsruhe, una ciudad al norte de la Selva Negra. Mientras estuvo allí, visitamos Estrasburgo, y nos cautivó hasta el punto de que desde entonces hemos soñado con volver para descubrirla con más calma, así como los pueblos alsacianos. También estuvimos en Triberg, uno de los pueblos de la Selva Negra, que encontramos completamente nevado, siendo sus cascadas bajo un manto blanco lo que recuerdo como una de las imágenes más bonitas que he visto en mi vida. Decidimos, además, terminar el viaje pasando la última noche en Karlsruhe, en la que tenemos tantos recuerdos.

Cómo llegar a Alsacia

Una vez decidido el destino, lo primero es comprar vuelos y elegir alojamientos. Para llegar a Alsacia y la Selva Negra, existen varias opciones. Los aeropuertos más cercanos son el de Basilea-Mulhouse-Friburgo, el de Baden-Karlsruhe y el de Estrasburgo. Sin embargo, cuando comenzamos a buscar, los precios de los billetes se habían disparado, por lo que decidimos volar hasta Frankfurt, situado a dos horas de coche de Estrasburgo.

Desde nuestro punto de vista, la mejor manera de recorrer estas regiones, especialmente si se quiere visitar pueblos menos conocidos, es en coche. Nosotros decidimos alquilarlo en Frankfurt, que además era más barato que en Francia.


Viñedos de Mittlebergheim

Es importante tener en cuenta que el mes de diciembre puede llegar a ser muy frío en esta región, incluso con nevadas, por lo que, a ser posible, el coche debe tener ruedas de invierno. Cuando el vuelo es a Basilea, lo más cómodo es alquilar el coche en la parte suiza, ya que las incluyen por defecto. En caso contrario debe estarse atento y pagar lo que corresponda por tenerlas. En nuestro caso en Frankfurt alquilamos un coche que las incluía.
En cualquier caso, no es la única forma de hacerlo. Los puntos más turísticos tienen una red de autobuses que los conectan con Estrasburgo y Colmar.

Alojamientos

Una vez establecido cómo llegar y movernos por la región, el siguiente paso era decidir dónde alojarnos. Y un factor determinante es que, al menos en época navideña, es bastante caro (también es cierto que organizamos el viaje con apenas un mes de antelación). Como con casi todo en los viajes, cuanto antes se hagan las reservas mejores ofertas se podrán encontrar.

En Estrasburgo, lo más recomendable es alojarse cerca del centro histórico y la Petite France, aunque hay que tener en cuenta que no está permitido conducir por esta zona. En nuestro caso, alquilamos un apartamento dentro del centro, en el que pasamos dos noches, y dejamos el coche en un parking público que nos había recomendado nuestra casera como el más cercano y barato, el Parking Austerlitz. Hay que decir que nuestra casera no pudo ser más amable, ofreciéndose a buscarnos en el parking y recomendándonos sus sitios favoritos para cenar. La verdad es que la atención fue de 10.


Place des Tripiers en Estrasburgo

Para el resto de días en Alsacia, decidimos tomar uno de los pueblos como base para explorar la zona. La idea inicial era alojarnos en Colmar, ya que es el pueblo más importante, en el que mayor oferta hotelera hay y tiene buenas conexiones con los demás, pero, tras ver los precios, decidimos ampliar horizontes y buscar en los preciosos pueblos que tiene alrededor, encontrando un alojamiento que se adaptaba perfectamente a nuestras necesidades (y que fue el mejor del viaje) en Eguisheim: Gite Smart’In. Fue una elección perfecta. Pudimos disfrutar de uno de los lugares más bonitos de la Alsacia con tranquilidad cuando lo abandonaban los turistas, y su ubicación, a 7 km de Colmar, contaba con las mismas ventajas en cuanto a conexiones.

Ruta por Alsacia en 5 días

  •     Sábado. Llegada a Frankfurt por la tarde, recogida del coche y desplazamiento a Estrasburgo.
  •           Domingo. Mercados navideños de Estrasburgo.
  •           Lunes. Obernai, Mittlebergheim, Dambach La Ville, Bergheim, Turckheim.
  •           Martes. Castillo Haut Koenisburg, Colmar.
  •           Miércoles. Eguisheim, Kayserberg, Riquewihr, Ribeauville.
Rue du Vieux Marché aux Poissons

Segundo día: Mercados Navideños de Estrasburgo

Como comenté antes, ésta no era nuestra primera visita a Estrasburgo, aunque queríamos recorrer sus principales puntos de interés, así como disfrutar de sus famosos mercados navideños.

Como llegamos por la noche, fue toda una sorpresa cuando a la mañana siguiente amaneció toda la ciudad nevada, lo que hacía aún más mágica y diferente nuestra visita, además de cumplir el sueño de vivir una “blanca navidad”.


Decoración navideña en Estrasburgo

Como nuestro alojamiento estaba en plena Rue des Tonneliers, comenzamos nuestro paseo recorriendo una de las calles principales, la Rue du Vieux Marché aux Poissons, que conduce directamente hasta la imponente catedral de Estrasburgo, una de las principales atracciones. Las vistas desde su torre dicen que son alucinantes, aunque nosotros no hemos subido en ninguna de las dos ocasiones. Callejeamos un poco, pudiendo observar la espectacular decoración que invade la ciudad en estas fechas.

Precisamente en la plaza que la rodea se sitúa el Mercado de Navidad de la Catedral, el primero que pudimos disfrutar, que abrió mientras estábamos allí. En esta misma plaza está la oficina de turismo, donde pueden adquirirse los billetes para realizar un paseo en barco, disfrutando la ciudad desde otro punto de vista.


Mercado de Navidad de Broglie
Continuamos paseando hacia el principal mercado navideño, el más importante, el Mercado de Navidad de la Plaza Broglie. Es realmente inmenso, y en el que más variedad de adornos de todo tipo pudimos observar. Incluso había una sección donde vendían abetos (acostumbrados a los de plástico que ponemos en las casas españolas, nos llamó bastante la atención).


Plaza Kleber

Desde allí, pasamos por algunos mercados más pequeños, dirigiéndonos hacia la Plaza Kleber, donde está situado el árbol de Navidad más grande de Europa. En esta plaza encontramos una pista de hielo, por lo que pasamos un buen rato patinando y disfrutando de las preciosas vistas.


Maison des Tanneurs

Petite France

Cuando nos cansamos, decidimos continuar nuestro camino hasta la zona más famosa de Estrasburgo, la Petite France. Su fama es bien merecida: el encanto de estas casitas de colores reflejándose en los canales es difícil de olvidar, encontrando su máxima expresión en la Maison de Tanneurs, con sus flores rojas en el balcón. Me enamoré de estas casitas la primera vez, pero disfrutarla nevada, repleta de pequeños muñecos de nieve que habían ido colocando los niños esa mañana fue como un sueño hecho realidad.


Puentes cubiertos

Llegamos a los Puentes Cubiertos, llamados así porque en sus inicios tenían un techo de madera, que actualmente no se conserva. Las mejores vistas de esta zona y sus torres las tenemos desde la terraza de la Presa Vauban.

Comimos en esta zona, y decidimos comenzar la tarde disfrutando de uno de los paseos en barco, que no hicimos en la primera visita, durante el que pudimos ver cómo atardecía y se comenzaban a encender las luces.


Paseo en barco en Estrasburgo

Para llegar hasta el embarcadero pasamos por la Plaza Gutenberg, con uno de los mercados más curiosos: el Mercado de Navidad del País Invitado. En nuestro caso, el país era Finlandia, por lo que encontramos puestos con pescado en salazón y una gigantesca tienda en el centro de la plaza.

Desde esta plaza se llega a la Plaza de la Catedral de nuevo pasando por la Carré D’Or, desde donde se consigue una de las perspectivas más bonitas del templo.


Carré D'Or

Después de un paseo nocturno fuimos a cenar al restaurante Binchstub, especialista en tarte flambé, un plato típico de la zona del que dimos buena cuenta durante todo el viaje. Nos lo había recomendado la dueña de nuestro apartamento y nos encantó.

Tercer día: recorriendo los pueblos más desconocidos de Alsacia

Obernai

Comenzamos nuestro roadtrip dirigiéndonos hacia el sur desde Estrasburgo. Nuestra primera parada fue Obernai, que nada más llegar nos cautivó con su ambiente navideño. Llegamos antes de que abriera el mercado, por lo que fuimos a la oficina de turismo en la que nos proporcionaron un plano, e hicimos el recorrido circular. Nos encantaron los tiovivos que vimos en varias plazas, así como el pequeño mercado junto a la muralla.



Obernai

A continuación, nos dirigimos a Mittlebergheim. Este pueblo es bastante diferente al resto. Se nota que es menos turístico desde el primer momento: su belleza no reside en colores vistosos en sus fachadas o una decoración ostentosa, sino que, por el contrario, es la sencillez de sus paredes en colores tostados y su ambiente auténtico lo que lo hacen especial. Dimos un paseo por sus calles, recorriendo sus viñedos en busca de las mejores vistas.



Mittlebergheim

El siguiente elegido fue Dambach La Ville. Comimos en uno de los pocos restaurantes que encontramos abierto, y después paseamos entre sus calles tranquilas. Es uno de los pueblos más bonitos que visitamos, aunque está mucho menos frecuentado, quizá porque no tiene un gran mercado navideño. Sus viñedos se extienden por la ladera de una colina, y allí nos dirigimos, llegando hasta la Capilla de San Sebastián, junto a la que disfrutamos de uno de los momentos más relajantes del viaje.



Dambach-la-Ville

Aunque no estaba en nuestros planes, al pasar junto a Bergheim nos vimos obligados a parar. ¿No es esto parte del juego? La razón fue que veíamos la silueta del espectacular castillo de Haut Koenisburg en la cima de una montaña, y pensé que desde el pueblo habría vistas bonitas. Y no sólo encontramos eso. Recorrer sus calles es una auténtica delicia. Llegamos hasta la puerta de la ciudad, con un precioso tejado muy colorido, y el camino de vuelta lo hicimos paseando por su muralla, sobre la que disfrutamos de un increíble atardecer.



Bergheim

Por último, viendo que daba tiempo, nos dirigimos hacia Turckheim. Este pueblo sí que está en la lista de los más conocidos, aunque no suele estar entre los favoritos. La razón por la que queríamos visitarlo es su calendario de adviento, situado en la plaza, ya que a las 17:00h abrirían una nueva ventana. El pueblo nos acogió con el mercado navideño más original que vimos, y pudimos disfrutar de compartir ese momento tan especial con los lugareños (y los turistas que habían venido a verlo, como nosotros). Nos encantó, al final, que nos regalaron un adorno de madera para nuestro árbol, que aún conservamos.



Turckheim

Cuarto día: de castillos y mercados navideños

Una de las visitas que más ilusión me hacía era conocer el imponente castillo de Haut Koenisburg, una fortaleza erigida en una montaña, de aspecto medieval, que actualmente es uno de los más visitados de Francia. Si no lo sabéis ya, soy una loca de los castillos, y uno tan bonito como éste no se me podía escapar.


Castillo de Haut Koenisburg

La visita merecería la pena aunque no se quisiera conocer su interior, ya que las vistas y el camino son espectaculares. Tuvimos suerte y el día era muy soleado. La entrada vale 9€, y el recorrido se puede hacer por libre o guiado, a través de sus pasadizos, salas llenas de murales, o sus torres.

Pero ese no sería el único plato fuerte del día. Nuestro objetivo era conocer Colmar, el pueblo más conocido de Alsacia, de tamaño mucho mayor al resto, bien merece que se le dedique tiempo. Su centro histórico te introduce directamente en un cuento, cuesta creer que existan lugares así.



Callejeando por Colmar
Aunque no lo he ido comentando, aparcar en la mayor parte de los pueblecitos de Alsacia es muy fácil. Tienen parking en las afueras, o en el peor de los casos por 2-3€, y dado su pequeño tamaño en un par de minutos se llega al centro.

Sin embargo, en Colmar es diferente. Realmente no es un pueblecito pequeño, sino que es una ciudad en la que el casco histórico es sólo una zona. Por tanto, no sirve aparcar en las afueras. Existen varios parkings, pero son de pago.


Convento de los Dominicos

Una vez nos dirigimos a uno de ellos, comenzamos nuestro recorrido por la calle principal, hasta que llegamos al que, para mí, es probablemente el mercado más bonito que vimos en Alsacia: el Mercado de Navidad de la Plaza de los Dominicos, situado junto a la iglesia del mismo nombre.

Enseguida llegamos hasta la Colegiata de San Martín, el templo principal de Colmar, en cuya plaza se sitúa un mercado dedicado especialmente a la gastronomía.



Place de l'Ancienne Douanne

Otro de los puntos más conocidos de Colmar fue nuestro siguiente objetivo, la Place de l’Ancienne Douanne, en cuyo centro se sitúa la conocida Fuente Schwendi. Comimos en el restaurante del mismo nombre, muy conocido entre los viajeros por no ser necesaria la reserva (en muchos es imposible tomar nada sin reserva previa). Pudimos comprobar que hay otros motivos por los que su fama es merecida, ya que la comida estaba realmente buena. En esta plaza había otro mercado navideño.



Petite Venise

Nos dirigimos a continuación hacia la zona más bonita de Colmar, la Petite Venise, con preciosas casitas de colores junto a los canales. Si hay una zona que realmente es de cuento en Colmar, es esta. Junto a esta zona se encuentra otro mercado navideño, orientado a los niños, ya que cuenta con atracciones para ellos.


Petite Venise

Después de tomarnos unas cervezas que se alargaron hasta llegar (como no) a la tarte flambé, continuamos nuestro recorrido por la Grand Rue, disfrutando ahora de la espectacular iluminación de Colmar por Navidad. Una de las imágenes más icónicas de la ciudad es la del restaurante Le Fer Rouge, situado en esta calle. Las mejores vistas se tienen desde la escalinata situada en la fachada del mercado interior Koifhus.


Grand Rue

El día llegaba a su fin, por lo que volvimos de nuevo a Eguisheim, y decidí aprovechar para dar un paseo y realizar algunas fotografías del pueblo por la noche.



Eguisheim de noche

Quinto y último día: los pueblos más bonitos de Alsacia

Cuando organizo un viaje, me suele gustar dejar la guinda del pastel para el final. Me da la sensación de que me permite disfrutar más del resto del camino. Por eso, decidimos dejar los pueblos conocidos como los más bonitos de Alsacia para nuestro último día por esas tierras.


Le Pigeonnier
  
En primer lugar, aprovechando nuestro alojamiento en Eguisheim, decidimos pasearlo temprano, antes de que llegaran las masas de turistas. Como presentación, diré que ha sido declarado como “Pueblo más bonito de Francia”. Ahí es poco. Recorrerlo es muy fácil. Su disposición en círculos concéntricos hace que simplemente haya que seguir la espiral, comenzando en la Rue de Rempart, en la que además están señalados los principales puntos de interés, de los que el más conocido es Le Pigeonnier.


Place du Chateau Saint Leon

La Place du Chateau Saint Leon también es una delicia, con la Fuente de Saint Leon en el centro, rodeada por el castillo y una capilla. Por último, merece la pena acercarse hasta la Iglesia de San Pedro y San Pablo. Pero si se busca un rincón con encanto navideño, no se puede olvidar la Place du Marché, en la que se encuentra el pequeño mercado, en el que cenábamos cuando llegábamos cansados de recorrer.


Callejeando por Eguisheim

El segundo pueblo que visitamos fue Kayserberg. Comenzamos nuestra visita recorriendo tranquilamente sus calles, y enseguida, tras cruzar un puente, llegamos mi lugar favorito, con casitas de ventanas azules junto al río. 


Kayserberg

Seguimos paseando y disfrutando del ambiente y, cuando llegamos a la plaza, se nos ocurrió que el castillo que veíamos desde el pueblo debía tener vistas espectaculares, así que decidimos seguir un camino entre los viñedos y llegar hasta él. Nos sorprendió ver que la torre de este castillo del siglo XIII está restaurada y se puede acceder a ella, así que no pudimos evitar subir para disfrutar del paisaje. Sin duda mereció la pena. 


Camino al castillo

Vistas desde el castillo

Tras comer en este pueblo la enésima (y riquísima) tarte flambé (de verdad, también comimos otras cosas, ¡pero es que nos encantaron!), nos dirigimos hacia nuestra siguiente parada.

Así, llegamos hasta Riquewihr, el que dicen que es el pueblo de La Bella y la Bestia. Si es verdad o no, no lo sé, pero sin duda es precioso, aunque también más turístico. El recorrido es a través de la calle principal, hasta que se llega a la preciosa puerta de entrada en la antigua muralla. Volvimos callejeando un poco, para poder disfrutar de un ambiente más tranquilo.


Riquewihr

Por último, visitamos Ribeauvillé. Este pueblo tiene un estilo arquitectónico algo diferente al resto. Se distribuye en torno a una calle principal, con mucho encanto, con vistas permanentemente a un castillo. Como en los previos, su principal atractivo es callejear y disfrutar del ambiente navideño. En la Place de la Sinne, nos tomamos un té para descansar, después de un día intenso pero muy disfrutado…


Ribeauvillé

Y, tras cenar en nuestro puesto navideño de Eguisheim de referencia, finalizó nuestra escapada alsaciana… Aunque la aventura continuaba por la Selva Negra, pero eso será otro post.

Mis impresiones

Aunque no te encante la Navidad, recorrer la Alsacia en esta época es realmente especial. Sus habitantes lo viven tan intensamente que te contagian de ese espíritu y ese buen humor.
Recorrer las calles de los pueblos, adornadas, con olor a canela de los dulces y el vino caliente, es realmente agradable. Es de esos lugares que te atrapan, en los que la ruta no está guiada por una lista de monumentos a visitar, sino por la esquina que te invita a desviar tu camino o el banco que te invita a descansar disfrutando de, simplemente, estar ahí.

Es cierto que, la fama adquirida en los últimos tiempos, ha hecho que aumente mucho el turismo en esta zona. Por eso, nosotros hicimos coincidir nuestra visita a los pueblos más conocidos con un día entre semana, lo que la hizo más tranquila. También quisimos conocer otros pueblos menos frecuentados para descubrir un poquito más de Alsacia.


Ribeauvillé

Sin embargo, es cierto que, si se vienen menos días, el recorrido de nuestro quinto día, combinándolo con Colmar, cubriría los principales puntos de interés.

Si me preguntas cuál es mi pueblo favorito, tengo bastantes dudas. Me ha encantado conocer esa otra Alsacia, pero Eguisheim y Kayserberg son realmente espectaculares. Eguisheim, además, me conquistó al poder sentirlo más tranquilamente, dado que nos alojábamos en él. Y Kayserberg, no sólo es precioso, sino que se ha convertido en parte importante de mi historia.

 Te animo a descubrir esta preciosa región, que tiene mucho que ofrecer en todas las épocas del año. Pasear por estos pueblos en primavera o verano, con las ventanas llenas de flores, tiene que ser increíble…


Como siempre, si tienes alguna duda o quieres hacer algún comentario, estaré encantada de ayudarte.

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