Un fin de semana en Somiedo
Puede que no te suene este
nombre, pero debería. No por nada, Somiedo es uno de los Parques Naturales
de España más bonitos. Sin embargo, lo que es más conocido es porque cuenta
con la mayor población de oso pardo del país, además de estar habitado
por muchas otras especies como lobos, rebecos, grandes rapaces… ¡Un paraíso
para todos los amantes de la naturaleza!
Está situado al suroeste del
Principado de Asturias, justo al norte de León. Entre sus innumerables atractivos
está una inmensa red de senderos a través de valles y lagos, actividades
relacionadas con la observación de vida salvaje, oferta cultural relacionada
con la actividad ganadera (ecomuseos, brañas…)… Y, por supuesto, sin renunciar
a la muy afamada gastronomía asturiana (¿quién se resiste a un buen cachopo
tras una extenuante caminata entre valles de un verde casi radiactivo?).
Por todas estas razones, yo lo
tenía muy arriba en mi lista de lugares por conocer, y decidimos aprovechar un
fin de semana libre que teníamos en julio para cumplir este propósito.
Información práctica
¿Dónde alojarse?
El Parque está formado por cuatro
valles, siendo el principal y en el que está el mayor núcleo de población, Pola
de Somiedo, el valle de Somiedo. Este pueblo, que cuenta con multitud de
alojamientos y otros servicios, es la base de operaciones más habitual en las
escapadas por la zona, ya que además su ubicación dentro del Parque hace que
esté bien conectado para realizar la mayor parte de las rutas.
En nuestro caso, reservamos el
único hotel que tenía plazas disponibles en Booking para las fechas que
deseábamos, resultando ser un modesto hotelito a las afueras del pueblo, con
vistas a las montañas. No diría que es el mejor alojamiento en el que he
estado, pero sin duda cumplió su función.
Vimos también bastantes campers
y autocaravanas por la zona, por lo que podría ser otra opción, aunque no
disponemos de la información necesaria para organizarlo de esta manera.
En cualquier caso, dado el
impresionante paisaje, probablemente cualquier otra población podría ser un
buen lugar para alojarse, eso sí, si se está dispuesto a aumentar las
distancias en coche.
¿Cuál es la mejor época para visitar Somiedo?
Aunque nosotros realizamos
nuestra visita en julio, hay que tener en cuenta que, si el objetivo
principal de la escapada es la observación de osos, no es el mejor momento
(aunque no es imposible).
En primavera, las osas con
sus crías se dejan ver con más frecuencia, y en otoño también presentan
un periodo de mayor actividad. En esos meses, además, coinciden con la berrea
del ciervo, otro espectáculo que, sin duda, debe ser digno de contemplar.
En verano, son frecuentes los
días de calor intenso, pudiendo superarse los 30ºC (como nos ocurrió a
nosotros), lo que hace algo incómodo el senderismo.
¿Cómo llegar?
Lo más recomendable es disponer
de coche propio, tanto para acceder hasta Pola de Somiedo como para
dirigirse posteriormente hacia el punto de origen de las distintas rutas.
Se puede acceder tanto desde
Asturias como desde León, ya que se sitúa justo al norte de esta provincia.
Nuestra ruta
Ahora sí, te cuento cómo distribuimos nosotros nuestros días en Somiedo, aunque te daré más ideas de actividades que realizar por allí. ¡Nosotros sin duda volveremos a seguir explorándolo!
- Día 1. La llegada a Pola de Somiedo.
- Día 2. Ruta al Lago del Valle. Ruta en coche de miradores. Ruta a la braña de Mumián (no la terminamos). Cena en Pola de Somiedo.
- Día 3. Ruta de los Lagos de Saliencia. Vuelta.
Te dejo este mapa con los principales
puntos de interés:
La llegada a Pola de Somiedo
Este día fue mayoritariamente de
traslado desde Madrid. Llegamos a Pola de Somiedo como a las 18:00h, buscando
el fresquito de la montaña, y nos encontramos uno de los días que más calor ha
hecho allí este verano. ¡Eso es puntería!
Entre la temperatura y el cansancio
decidimos tomarnos ese día con calma, así que bajamos al pueblo a callejear un
poco y visitar el Centro de Interpretación del Parque, en el que nos dieron un
mapa y muchas recomendaciones de rutas que hacer por la zona.
Después, decidimos cenar en un
restaurante del que habíamos leído buenas recomendaciones, Restaurante Casa
Miño, a probar su famoso cachopo. Tengo que decir que no nos decepcionó. Y
la tarta de queso es de las mejores que he tomado (¡y soy una auténtica
fanática de este postre!). De hecho, volvimos al día siguiente a seguir
probando algunos de los platos que ofertan en su carta… De los que destacaré la
tabla de quesos asturianos. ¡Estaban buenísimos!
Después de eso, a la cama. ¡El
día siguiente prometía ser intenso!
La ruta al Lago del Valle
Comenzamos el sábado con la ruta
más conocida del Parque: la ruta que recorre el Valle del Lago hasta llegar al
Lago del Valle (¡no se piensan mucho los nombres aquí!). El pueblo desde el que
se comienza se llama Valle de Lago.
La ruta tiene un total de 14 Km
ida y vuelta, con unos 350 metros de desnivel acumulado. Se puede hacer de
forma circular, ya que hay un camino llamado “de sol” y otro “de sombra”
(aunque, en nuestra opinión, llamarlo de sombra es ser muy optimista…). Está
bien señalizada, por lo que no tiene pérdida.
El valle es de origen glaciar, y desde
el primer momento parece que se camine a través de una postal. Praderas verdes,
gigantescas montañas a los lados, y vacas pastando. ¿Puede ser más idílico?
Pero es que, además, durante el camino encontramos de vez en cuando los
llamados teitos, cabañas con techo de escoba que utilizaban los
ganaderos. Las brañas son las agrupaciones de estas cabañas y el territorio que
ocupan. Desde esta ruta se pueden tomar dos desvíos para visitar algunas de
estas brañas, aunque sumando un desnivel considerable. Mi idea era realizar uno
de esos caminos, el más sencillo, que sube hasta la braña de Murias Llongas,
pero, hacía tanto calor, que finalmente desestimamos esa idea.
Antes de llegar, hicimos una
parada en la carretera en el Mirador de Coto, desde el que se puede
disfrutar de las vistas del pueblo en la ladera de la montaña.
Nosotros aparcamos el coche en
Valle de Lago sin dificultad, en el barrio de Auteiro, situado al final, desde
el que se inicia la ruta. Allí comienza una pista bastante ancha, en la que
vemos una fuente. Continuamos el camino, dejando atrás el primer desvío a
nuestra izquierda, que conduce a una braña.
Así, llegamos hasta el desvío en
el que el camino se divide entre el del Sol y el de la Sombra. Como
hemos empezado temprano, pensamos que lo mejor es hacer a la ida el camino del
Sol, a la izquierda, y a la vuelta el de Sombra, ya que hará más calor. La
verdad es que nos pareció un acierto. El camino del Sol tiene menos desnivel, y
las vistas nos parecieron más bonitas.
Caminamos entre los prados,
pasando junto a varios grupos de vacas que pastan tranquilas. No nos cruzamos
con nadie salvo algunos locales que se dirigen a sus campos a trabajar.
El camino es un continuo
disfrute, aunque, eso sí, vamos poco a poco sumando desnivel. Finalmente,
llegamos, por fin, al Lago del Valle.
El Lago del Valle es el
lago más grande de Asturias, y tiene un pequeño islote en su interior (lo puedes ver en la foto que encabeza este post). La mejor
vista no es la primera que tenemos, por lo que decidimos rodearlo por completo
en el sentido de las agujas del reloj (hemos llegado por la izquierda).
Llegamos, así, hasta un pequeño
teito situado junto a una zona más elevada, que nos regala unas vistas
increíbles. Decidimos subir un poco más, y conseguimos una panorámica todavía
mejor. El teito frente al lago es justo la imagen que tenía en la cabeza.
Decidimos disfrutar un pequeño tentempié, y comenzamos el camino de regreso,
bordeando el lago.
Aquí ya comenzamos a encontrarnos
algo más de gente, incluso algunos grupos que han decidido ir a pasar el día y
darse un baño. No tenemos claro que eso sea correcto, por lo que nosotros decidimos
no hacerlo.
Tomamos el camino de sombra,
que parte desde el margen derecho del lago, y vamos disfrutando de otro punto
de vista del valle. El camino cruza un pequeño bosque en el que, hemos leído,
ocasionalmente se pueden avistar algunos animales. No tuvimos esa suerte. Y, la
verdad, la sombra era más bien escasa.
De este camino parte también el
desvío a la braña de Murias Llongas, que, como comenté, finalmente no visitamos.
Sin mucha complicación, alcanzamos el sendero principal, y terminamos la ruta.
Decidimos aprovechar para comer en el propio pueblo de Valle de Lago, ya que, nada más llegar, pasamos por delante de un restaurante de aspecto tradicional. Otro acierto. Allí tomamos el mejor cachopo que hemos probado hasta la fecha, además de unas croquetas que no estaban tampoco nada mal. No sé si sería el hambre y el cansancio tras la ruta, pero desde luego, nos supo a gloria.
Ruta de miradores por el Valle de Somiedo
Después de un breve descanso en
la habitación del hotel para intentar evitar las horas de más calor, cogimos de
nuevo el coche y nos dedicamos a explorar el valle.
La idea era recorrer algunos de
los principales miradores, y realizar una ruta más cortita posteriormente.
Así, visitamos en primer lugar el
Mirador de Aguino, muy cerquita de nuestro hotel. Desde él se puede ver
el valle de Somiedo con Pola de Somiedo en su centro, rodeado de montañas. Es
también un buen lugar para el avistamiento de animales, aunque en verano las
mayores posibilidades son al amanecer y al atardecer, que es cuando están más
activos.
A continuación, nos dirigimos a
una pequeña aldea con mucho encanto llamada La Peral, ya que en ella se
sitúa el mirador más importante de Somiedo: el Mirador del Príncipe. La
aldea cuenta con varios teitos y alojamientos, una plaza central con un lavadero
y una iglesia. Y vistas impresionantes de todo el valle, gracias a su posición
elevada.
Recorremos el camino que nos
lleva hasta el mirador y nos quedamos impresionados. Desde esta posición se
puede ver todo el valle de Somiedo desde sus 1373 m de altura, así como varios
picos que aparecen señalizados en la barandilla.
Hemos aparcado junto a una
pradera en la que empiezan a llegar personas con telescopios, decididos a probar
suerte con el avistamiento de osos, o al menos de rebecos, al atardecer.
Nosotros tomamos de nuevo el
coche y decidimos realizar la ruta a la braña de Mumián, de unos 200m de
desnivel y 3 Km de camino de ida, que comienza muy cerquita de La Peral. Desde
la braña se puede continuar bajando por un bosque hasta llegar a un pueblo, El Coto.
Se trata de una zona de actividad osera, por lo que hay que tomar una serie de
precauciones, y desde luego nunca seguir el rastro de un oso y mucho menos al
animal si lo viéramos.
Comenzamos el ascenso, y las
vistas son realmente bonitas en todo momento. Sin embargo, el sol empieza a
caer y no queremos que nos anochezca en la montaña, por lo que, finalmente,
decidimos darnos la vuelta y no terminamos la ruta. Sin duda, volveremos con
tiempo para completarla.
Decidimos terminar el día
volviendo a la pradera junto al pueblo de La Peral, por si pudiéramos tener la
suerte de ver algún oso, algo que sabemos que es más que improbable. Por
supuesto que no lo conseguimos, por lo que tras un rato de disfrutar de las
vistas y el aire fresco que tanto agradecemos tras el calor que ha hecho todo
el día, volvemos a Pola de Somiedo a por nuestra bien merecida cena.
Ruta de los Lagos de Saliencia
El último día decidimos dedicarlo
a realizar una de las rutas más bonitas que hemos recorrido en nuestra vida: la
ruta de los Lagos de Saliencia.
La ruta original, tras visitar
los lagos, desciendo hasta el Lago del Valle que vimos el día anterior, lo que
suma bastante duración y desnivel. Como ese día tenemos que volver a Madrid,
decidimos hacer otra versión, circular, en la que sólo veremos los lagos. En
total son unos 9 Km, con unos 450 metros de desnivel. Está muy bien señalizada
hasta el punto donde hay que tomar el desvío para salirse de la ruta “original”.
Para llegar hasta ella recorremos
con el coche el Valle de Saliencia, que nos regala increíbles vistas por la
ventanilla, hasta llegar al punto de origen de la ruta: el Alto de la Farrapona.
Como curiosidad, está situado justo entre la provincia de León y Asturias, y la
carretera cambia drásticamente con el cambio de Comunidad: en León,
directamente no está asfaltada en los primeros 4 Km. Nosotros tuvimos que recorrerlos
en nuestra vuelta a Madrid.
El parking es bastante amplio, y,
aunque hay bastante gente, no tenemos problemas para aparcar. Comenzamos el
sendero, que enseguida nos regala unas vistas del Valle de Saliencia y una
braña en su fondo.
Al poco de comenzar, la pista nos
lleva hasta el primer lago, el Lago de la Cueva, de colores imposibles.
Hay una cabaña de teito en uno de sus laterales. La montaña rojiza en la que se
encuentra la pista presenta aberturas de la antigua mina que se encontraba
allí.
Para llegar al segundo lago, una
empinada subida enseguida nos hacer sudar. Aunque las vistas del Lago de la
Cueva que tenemos en todo momento hacen que la paradita sea más que agradable.
Así, llegamos al Lago de la Mina,
que en verano está seco, encontrando unas plantas en su lugar. Pero no pasa
nada, muy pronto alcanzamos un mirador al Lago de Cerveiriz. En este
punto, veremos que hay marcado un desvío al mirador del Lago Calabazosa, y que
la pista principal continúa hacia adelante cruzando un collado bastante amplio lleno
de vacas. Aquí es donde teníamos que haber tomado un tercer sendero, más
pequeño, que nos llevaría en un suave descenso hasta el lago Cerveiriz para
continuar la ruta circular. Digo teníamos, porque nosotros pensábamos que esta
variación comenzaba desde el mirador del Lago Calabazosa, y tomamos este desvío.
La verdad es que las vistas del Lago Calabazosa o Lago Negro desde el mirador son espectaculares, siendo el más grande de los tres. Desde luego no hace honor a su segundo nombre. Sus aguas son de un azul intenso. Nos damos cuenta de que desde allí no podemos bajar y rodear el lago, como estaba marcado en nuestra ruta, por lo que damos media vuelta, intentando buscar una bajada más cómoda. Finalmente, lo hacemos campo a través y de la forma más difícil. Cuando por fin alcanzamos el Lago Cerveiriz y el sendero que teníamos que seguir, nos dimos cuenta de que era mucho más sencillo como he indicado anteriormente. Pero bueno, ¡un poquito de aventura tampoco viene mal!
Rodeamos el lago Calabazosa, parándonos cada dos por tres a hacer fotos, ya que es espectacular. Finalmente, nos detuvimos a comer desde una zona más elevada desde el que veíamos el lago al completo. Tengo que decir que esa comida nos supo a gloria.
Seguimos el ascenso, y cruzamos
por una zona de caminos de un verde intenso rodeados de picos, hasta alcanzar
el Lago de la Cueva por detrás. Esta vista del lago es aún más bonita, y sin
duda es el más colorido y espectacular de los tres.
Continuamos el sendero que nos
conducía de nuevo junto a la cabaña de teito, aunque tengo que decir que este descenso
es algo complicado en un pequeño tramo porque es resbaladizo. No quiero pensar
cómo será estando mojado.
Alcanzamos de nuevo la pista principal,
y volvemos al aparcamiento. Y, así, de la mejor manera posible, acaba nuestra (primera)
escapada al Parque Natural de Somiedo.
Otras cosas que ver y hacer en Somiedo
Además de las rutas que nosotros recorrimos, existen muchas otras de distintos grados de dificultad. Las más conocidas son las siguientes:
- Ruta a la Braña de La Pornacal. Ruta por el valle de Pigüeña que parte desde Villar de Vildas y, tras superar unos 400 m de desnivel en algo más de 4 Km, llega hasta una de las brañas más espectaculares. Existe la opción de prolongarla hasta llegar a la Braña de Cuartos.
- Ruta a la Braña de Sousas. Se trata de una ruta de 300 m de desnivel que va desde el pueblo de Valle de Lago. El camino de ida son 3 Km. Se diferencia del resto de brañas en que es más antigua, y además de los teitos tiene otras construcciones circulares de piedra, los corros.
Puedes encontrar muchas otras en
páginas como wikiloc o en la web oficial del Parque, que tienes aquí.
Por supuesto, como he comentado,
es muy habitual que el objetivo principal de la escapada sea el avistamiento
de osos. Dada su dificultad, puede ser interesante contactar con alguna
empresa de turismo activo por la zona que organice esta actividad, aumentando
así las probabilidades (no olvidemos que se trata de animales salvajes y, por
tanto, no se puede garantizar que aparezcan). La próxima vez que vayamos no
vamos a dejar pasar la oportunidad.
Otra actividad que puede ser
interesante es la visita al Ecomuseo, centrado en mostrar las tareas
tradicionales características de la zona. (En realidad tiene dos sedes: en
Caunedo y en Veigas, aunque nosotros sólo pasamos por delante de una).
Espero que te haya gustado
descubrir este trocito de Asturias con nosotros. ¡No sé qué tiene esta
comunidad que siempre que nos vamos estamos soñando con volver!
Puedes ver otras escapaditas que hemos hecho por España aquí.
Como siempre, todo lo que
escribo en este post está basado en mi experiencia y es mi opinión personal.
Nadie me ha ofrecido ni pagado nada por las palabras que has leído.
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