Nuestra ruta por Jordania en 9 días



En un post previo te cuento mis impresiones tras volver de Jordania, cómo moverse por el país, cuál es su moneda, en qué época visitarlo… Si aún no lo has leído, te lo recomiendo antes de continuar con éste.

Ahora quiero contarte cuál fue nuestro recorrido por el país y cómo organizamos nuestros días. Lo primero es decir que hay muchas opciones. Tuvimos que dejar de lado actividades y lugares que seguro que merecen mucho la pena, como hacer barranquismo por el Wadi Mujib (cerrado en la fecha de nuestra visita), senderismo por la reserva de Dana, o visitar los castillos del desierto. Sin embargo, creo que la distribución de nuestro viaje permite disfrutar de los principales puntos de interés de Jordania y hacerse una idea general de cómo es (y sí, dejarte con ganas de más…).

Planning general de los 9 días en Jordania

  • Día 1. Llegada al aeropuerto Queen Alia por la tarde. Recogida del coche y llegada a Ammán a las 23:00h.
  • Día 2. Ammán: Teatro romano y Ciudadela. Jerash. Noche en el Mar Muerto.
  • Día 3. Mar Muerto. Carretera de los Reyes. Castillo Al-Karak. Llegada a Wadi Musa. Petra By Night.
  • Día 4. Petra.
  • Día 5. Petra.
  • Día 6. Desierto de Wadi Rum.
  • Día 7. Aqaba. Snorkel en el Mar Rojo.
  • Día 8. Madaba. Vuelta a Ammán.
  • Día 9. Vuelo por la mañana.

Día 1. La llegada

Nuestros vuelos eran directos con Royal Jordanian, de Madrid a Ammán, por lo que, tras tomar el avión a las 14:55h en Madrid Barajas, aterrizamos a las 20:30h en el aeropuerto Ammán Queen Alia (hay una hora menos en Jordania respecto a España). Los vuelos incluían la cena, por lo que no nos preocupaba ese tema de cara a la llegada. Nuestra experiencia con esta compañía fue muy positiva. Asientos cómodos, comida aceptable, personal muy amable, y puntualidad tanto a la ida como a la vuelta.

No tuvimos problemas con el visado (comprueba antes de llegar que tu pasaporte tiene al menos 6 meses de validez). Recogimos el coche y nos dirigimos hacia Ammán.

Hay que reconocer que nuestra primera impresión fue de caos absoluto. El tráfico en Ammán es una locura, y era de noche. Además, llegamos a nuestro hotel y, aunque habíamos confirmado por email todas las reservas la semana anterior, nos dijeron que había overbooking y que nos darían una habitación en el hotel de al lado. Una habitación bastante cutre, por resumirlo un poco. Eso sí, con vistas al teatro romano. Con el sonido de una ciudad que nunca duerme de fondo, descansamos hasta el día siguiente.

Día 2. De Ammán al Mar Muerto

 Teatro Romano de Ammán

Una mañana en Ammán

Tras un desayuno muy abundante, comenzamos nuestras visitas. Nuestra primera parada la veíamos desde la ventana: el teatro romano de Ammán (incluido en el Jordan Pass, en adelante JP). Está completamente restaurado, y ascender hasta las gradas superiores y contemplarlo desde las alturas realmente impresiona. Las vistas de la ciudad tampoco defraudan.

A continuación, nos dirigimos al principal monumento que queríamos visitar en Ammán: la Ciudadela (incluida JP). Situada en lo alto de una colina, ya desde abajo se ve que la visita promete. Ha estado ocupada desde la Edad del Bronce, pero los restos arqueológicos más importantes son de la época romana, bizantina y omeya. De todos ellos, el más famoso es el Templo de Hércules (si sólo has visto una foto de la Ciudadela, seguro que es de sus dos esbeltas columnas). Sin embargo, mi lugar favorito es el Palacio Omeya, coronado por una preciosa cúpula azul (realmente es más amplio, y la zona de la cúpula corresponde a la antigua sala de audiencias). También son imprescindibles las vistas 360º que se tienen de la ciudad, permitiendo apreciarla mejor desde la distancia, superada la impresión inicial.



Ciudadela de Ammán

Y hasta aquí llegó nuestra visita a Ammán. Se le puede dedicar más tiempo: hay algunas mezquitas muy bonitas, zocos… Realmente no conocimos el centro de la ciudad, pero nuestro tiempo era limitado y había que priorizar.

Y una tarde entre ruinas romanas en Jerash

El punto fuerte del día no estaba en Ammán, sino en otra ciudad hacia el oeste, Jerash, en la que se encuentra una increíblemente bien preservada ciudad romana, Gerasa. Se trata de una de las más impresionantes fuera de Italia, que por sí sola ya justificaría una visita a Jordania.

Plaza Oval

Como queríamos verla con calma, decidimos comer antes, por lo que nos dirigimos a un restaurante llamado Jordan House Restaurant, en el que disfrutamos de un buffet por 7 JOD. Es bastante turístico, pero por ese precio la comida estaba bastante bien.

Después de eso, nos dirigimos a la entrada del complejo arqueológico, atravesando un sinfín de puestos en los que se vendía todo tipo de souvenirs, pañuelos, botellitas de arena, imanes…

Ya desde la calle se puede observar el Arco de Adriano, que parece impresionante, pero no es nada al lado de todo lo que hay en el interior… Llegamos al hipódromo, que está tan bien conservado que es fácil imaginar las carreras de cuádrigas mientras uno se sienta en sus gradas.

Tras pasar el control, comenzamos a caminar y enseguida llegamos al Foro, rodeado de columnas formando un óvalo, que nos recordó a las del Vaticano. Desde allí subimos por una escalinata hasta el Templo de Zeus, pudiendo disfrutar de unas vistas increíbles desde las alturas. Arriba también se encuentra el teatro sur, en el que unos gaiteros nos amenizaron la visita.


Vistas de la ciudad romana de Jerash

Tomamos de nuevo la calle principal, maravillándonos a cada paso que dábamos con los baños, columnas, cuadrápilos, fuentes y templos que aparecían en nuestro camino. Otro de los puntos más conocidos es el Templo de Artemisa, que se encuentra muy bien conservado, y desde el que se disfruta una panorámica de todo el recinto.

Tras recorrer hasta el último recoveco, nos montamos de nuevo en el coche, y continuamos nuestro camino. Queríamos llegar al Mar Muerto antes de que se hiciera de noche. Además, había comenzado a llover.

Atardecer en el Mar Muerto

La carretera del Mar Muerto está justo junto al borde del inmenso lago (sí, realmente no es un mar). Pudimos ir contemplando mientras la recorríamos cómo el sol se ocultaba tras las montañas de la orilla de Israel.

Atardecer en el Mar Muerto

Llegamos a nuestro alojamiento, cenamos en el buffet (única opción de la zona), que nos costó 15 JOD por persona, y nos fuimos a dormir. Esa noche cayó una tormenta que veíamos a través del cristal de nuestra ventana, con rayos sobre el Mar Muerto. Escalofriante.

Día 3. Del Mar Muerto a Wadi Musa

Comenzamos el día con el desayuno del alojamiento. Dimos un paseo por la zona, realmente bonita, y aprovechamos para experimentar qué se siente al bañarse en el Mar Muerto, ya que había dejado de llover.


Mar Muerto

Después, de nuevo en el coche, nos dispusimos a recorrer la Carretera de los Reyes. Paramos en algunos miradores, y nos despedimos (creíamos que para siempre) de las vistas del Mar Muerto.

La carretera comenzó a ascender por la montaña, y los pueblos que veíamos cada vez eran más modestos. También nos cruzamos con algún pastor de cabras. Y, entonces, comenzó a llover.

Nuestro destino era el castillo de Karak, una inmensa fortaleza procedente de la época de los cruzados, situada en lo alto de una montaña. Posteriormente, perteneció a los árabes, cuando Saladino la conquistó.

Castillo de Karak (foto tomada con el móvil)

Llegamos a la ciudad de Karak y el diluvio cada vez iba a más. Conseguimos aparcar y tomamos un kebab en uno de los locales situados enfrente del castillo. A pesar de la lluvia, estábamos decididos a visitarlo, así que nos dirigimos a la entrada, y tras intercambiar opiniones sobre equipos de fútbol españoles con los guardas de seguridad, pasamos el control con nuestro Jordan Pass. Cruzamos el puente sobre el foso, y atravesamos la puerta del castillo.

Allí salió a nuestro encuentro un anciano, que se ofreció a enseñarnos la fortaleza. Sabíamos que su ofrecimiento tenía un coste, pero nos pareció que podría ser interesante que nos explicaran la historia del lugar, así que aceptamos. El anciano se movía con sorprendente agilidad con su bastón entre las piedras resbaladizas. Nos enseñó las mazmorras, las cocinas, los dormitorios, nos contó cuándo Saladino conquistó el castillo… Creo que le aportó bastante valor a nuestra visita. Lo que no pudimos disfrutar, ya que la lluvia apenas dejaba visibilidad, es de las vistas desde las murallas. Creo que deben merecer mucho la pena.

Retomamos nuestro camino y finalmente llegamos a Wadi Musa, puerta de entrada a Petra, poco antes del atardecer. Nos supo a gloria la gigantesca cama después del día de carretera y lluvia.

Nuestro plan ese día era ver el espectáculo nocturno de Petra, Petra By Night, pero finalmente se canceló debido a la lluvia. Más tarde nos enteramos de que incluso habían cerrado Petra ese día, así que tuvimos bastante suerte de que estuviera abierta cuando fuimos nosotros.

Ejemplo de comida típica: kobba y dolma

Cenamos en un Red Cave Restaurant, donde probamos varias especialidades locales, como los dolma, unos rollitos de arroz envueltos en hoja de parra, las kobba, rellenas de carne, y el mansaf, el plato nacional, a base de cordero, arroz, almendras y salsa de yogurt. Riquísimo. Y fue el primer lugar donde tomamos el que desde ese momento fue mi postre favorito, la kunafa, acompañado de otros dulces árabes (todos exquisitos).

Día 4. Primer día en Petra

Nos levantamos temprano, ya que queríamos aprovechar bien el día en que descubriríamos una de las Maravillas del Mundo: la ciudad rosada de Petra.

Desayunamos en nuestro hotel, Peace Way Hotel, cogimos el coche y aparcamos junto a la entrada. Cada vez estaba más nerviosa, el momento se acercaba.

En el control enseñamos nuestros Jordan Pass, y, por fin, entramos en el recinto. Tras cruzar una zona algo menos interesante, en la que ya podemos ver las primeras tumbas excavadas en la roca, llegamos al Siq. Este desfiladero es la perfecta antesala al que es el lugar más famoso de todo el país: el Tesoro de Petra.

El Tesoro

Tras contemplarlo un rato, nos decidimos a realizar dos de las rutas que se muestran en el plano oficial que dan en la entrada: haríamos el recorrido principal y, a continuación, iríamos hasta el Monasterio.

He escrito un post específico sobre Petra, sus rutas y algunos consejos, por lo que no voy a detallar la visita en ésta. Sólo diré que desde el primer momento nos conquistó, que fotografiamos cada rincón, y que comer frente al impresionante Monasterio es algo que no olvidaremos jamás.

El Teatro

Esa noche, cenamos en otro restaurante de Wadi Musa, que quedaba muy cerca de nuestro hotel: Al-Wadi Restaurant. Nos encantó la experiencia. Comimos un plato tradicional a base de pollo, el gallawah, y un kebab de camello que nos sorprendió mucho. Estaba realmente rico. Y, por supuesto, de postre kunafa. Fue una de las mejores cenas de nuestro viaje.

Día 5. Segundo día en Petra

Como en el anterior, habrá una entrada más completa, por lo que ahora sólo contaré a grandes rasgos qué hicimos este día.

Mirador del Tesoro

Este día queríamos conocer Petra más a fondo, ahora que habíamos visto “lo imprescindible”. Para ello, decidimos hacer dos rutas más: Al-Kubtha Trail, que finaliza en un mirador espectacular del Tesoro, y la que lleva hasta el Altar de los Sacrificios, el punto más alto de Petra, pero bajando por un valle posterior de impresionante belleza, el Wadi FarasaNi qué decir tiene que, en este día, en el que encontramos muchos menos turistas en nuestro camino, Petra nos terminó de robar el corazón.

Al-Wadi Farasa

Ya que no habíamos podido disfrutar del espectáculo de Petra By Night a nuestra llegada, decidimos que fuera lo último que viéramos de ella. Fue una despedida perfecta, a pesar de la masificación.

Día 6. El desierto de Wadi Rum

Otro madrugón más en Jordania. Nos dirigíamos al desierto de Wadi Rum, uno de los más bellos del planeta, y que ha sido escenario de múltiples películas, como Marte. A unos enamorados de la naturaleza como nosotros no se nos podía escapar.

También quiero dedicarle más tiempo al desierto, ya que creo que lo merece, así que contaré aquí sólo a grandes rasgos cómo organizamos nuestra visita.



Wadi Rum

Reservamos un tour privado en 4x4 con alojamiento en campamento beduino con la empresa Bedouin Lifestlye Camp, que fue todo un acierto. Nuestro guía beduino fue encantador, y vivimos experiencias con ellos que jamás olvidaremos. El té al atardecer en el desierto o la cena con música tradicional bajo las estrellas son sólo dos ejemplos.

Día 7. Snorkel en el Mar Rojo

Este día iba a ser muy épico, y finalmente fue un día que estuvo bien. Desarrollo.

Habíamos planeado que nuestra última experiencia en el desierto fuera un vuelo en globo al amanecer. Lo habíamos reservado a través de nuestro campamento, aunque nos advirtieron que hasta la noche anterior no podrían confirmar si finalmente podría realizarse, ya que depende de las condiciones climatológicas. La verdad es que iba mentalizada con que se suspendería, y no me frustré cuando así fue. En cualquier caso, pudimos disfrutar de un fantástico desayuno con vistas en el campamento, que no estuvo nada mal.

Cuando nos llevaron de vuelta al Wadi Rum Village, recogimos nuestro coche y nos dirigimos aún más al sur, a Aqaba.

Realmente, nuestro destino no era la ciudad en sí, sino el Mar Rojo. Habíamos planeado hacer una inmersión de buceo, por lo que estábamos algo nerviosos. No hemos hecho buceo nunca, pero existen inmersiones de este tipo, a menos profundidad, para personas sin certificado, y nos había parecido una buena oportunidad para probar. En cualquier caso, no conseguimos llegar a tiempo, así que nos decidimos, tras descansar un rato en nuestro alojamiento, a hacer snorkel.

Snorkel en el Mar Rojo

Nuestro alojamiento era un centro de buceo, Red Sea Dive Center, situado en la zona de playa al sur de Aqaba, que es la que realmente cuenta con un fondo marino más espectacular, por lo que nos parece una muy buena opción para los que, como nosotros, busquen una experiencia de este tipo.

Alquilamos el equipo de snorkel (por 8 JOD por persona, en el que nos incluyeron neopreno), y nos indicaron cuáles eran los puntos más accesibles desde la orilla para hacerlo.

Así que nos dirigimos hacia el Visitor Center, ya que nos dijeron que por la zona izquierda del muelle había corales. Tengo que aclarar que nunca habíamos hecho snorkel, y no es tan fácil como lo pintan (sí, ahora pienso que fue una suerte que no pudiéramos hacer el buceo).
Después de un rato luchando por aprender a respirar, finalmente conseguí mantener la cabeza debajo del agua, y empecé a maravillarme (confieso que a Edu se le dio mejor).

Quiero hacer una aclaración. La zona junto al Visitor Center es una playa pública, que frecuentan los habitantes de Aqaba. Fue bastante impactante darnos cuenta de que no había otros turistas en esa playa, y de que ellos se bañan vestidos, con sus túnicas y velos. La verdad es que no hubo ningún tipo de comentarios, simplemente nos miraban al salir del agua (el neopreno era de pantalón corto). No nos hicieron sentir incómodos, creo que ellos tenían tanta curiosidad como nosotros. Realmente nos parece muy interesante haber vivido esta experiencia, que nos ha hecho acercarnos más a ver cómo viven realmente.

Mar Rojo

Esto lo explico porque, al ser una playa pública, los corales están expuestos a todas las personas que hacen uso de ella, por lo que quizás no sea la zona más espectacular para realizar snorkel. Sin embargo, como era la primera que veíamos, a nosotros nos impresionó mucho. Vimos muchos peces de colores, con formas de lo más curiosa. Es cierto que no vimos otro tipo de animales que quizás frecuenten zonas más tranquilas. Nos parece una buena zona para conocer la cultura local y aprender a hacer snorkel, pero sí ya sabes y quieres ver los mejores corales, pregunta en tu alojamiento o en el Visitor Center qué zona te recomiendan. Te dejo aquí un plano que encontré en internet (perdón, pero no recuerdo dónde) con los principales puntos.

Hay que decir que el Mar Rojo no sólo ofrece jardines de corales espectaculares, sino que también es famoso por sus pecios. El más famoso es un barco, el Cedar Price, pero también hay tanques, aviones… Algunos son accesibles por snorkel y para otros es necesario el buceo.
A nosotros, la experiencia de snorkel en el Mar Rojo nos ha descubierto un mundo que desconocíamos, y ahora nuestro objetivo es seguir haciendo snorkel y aprender a bucear y sacarnos un título.

Día 8. De Aqaba a Ammán

En nuestro último día real de viaje (al día siguiente nuestro avión salía por la mañana), nuestro plan era aprovechar para hacer más snorkel. Sin embargo, el día amaneció nublado y más fresco, por lo que decidimos irnos ya hacia el norte, ya que dormíamos en Ammán. En el último momento, ya que la capital no nos había conquistado, y que Madaba está cerca de ella, decidimos incluirla en nuestro recorrido, y fue todo un acierto.

Además, el trayecto decidimos hacerlo por la Carretera del Mar Muerto en vez de por la autopista, para disfrutar del paisaje y la tranquilidad. Queríamos quedarnos con esa imagen de Jordania.

Madaba es una ciudad con muchísima historia y múltiples puntos de interés para el viajero, a pesar de lo cual suele ser olvidada en la mayor parte de los recorridos por el país. Se encuentra cerca del Monte Nebo, el que se dice fue el Monte Sinaí en el que Moisés vio por primera vez la Tierra Prometida.

Mapa de Tierra Santa en la Iglesia de San Jorge
  
El monumento más visitado en Madaba es la Iglesia de San Jorge, ya que en su interior guarda un mosaico procedente de la época bizantina que representa un mapa de la Tierra Santa. Y es que precisamente son los mosaicos lo que hace que esta ciudad sea conocida. Aunque éste sea el más famoso, hay muchos otros repartidos por la ciudad.

Quizás te haya llamado la atención que haya dicho “iglesia” y no “mezquita”. Esto es porque en Madaba se concentra la mayor parte de la comunidad cristiana del país, por lo que hay una interesante mezcla entre ambas culturas.

Souvenir típico

Nuestra primera parada fue en un pequeño establecimiento en el que nos tomamos unos sándwiches de pollo que estaban realmente ricos (desconozco de qué era la salsa). Justo al lado, había una tienda donde un artesano realizaba preciosos dibujos con arena en botellas de cristal (este es uno de los souvenirs más habituales del país). Edu quería comprar una, así que entramos, y allí conocimos a una gran persona, que nos contó con pasión cómo realizaba su trabajo, e incluso hizo una para que pudiéramos verlo. Ni qué decir tiene que nos llevamos varias de esas botellitas.

Visitamos a continuación el Área Arqueológica I (hay dos), incluida en el Jordan Pass, en el que se encuentran las ruinas de la Iglesia de la Virgen María, en cuyo suelo se encuentra un mosaico procedente de la época romana, en la llamada Sala de Hipólito.

Después de esta visita, comenzó a granizar. Por suerte, no duró mucho tiempo, y pudimos continuar nuestro camino hasta la Iglesia de San Jorge, donde pudimos ver el famoso mapa. La entrada no está incluida en el Jordan Pass, y el precio es de 1 JOD. En sus inicios, el mosaico ocupaba todo el suelo de la iglesia, pero actualmente sólo se conservan algunos fragmentos, que permiten imaginar cómo debió ser. Realmente impresiona pensar cuánto tiempo debió llevar completar una obra maestra como ésta.

Vistas desde la Iglesia de San Juan Bautista

Por último, nos dirigimos hacia la Iglesia de San Juan Bautista, que para mí es la más imprescindible. Al igual que la anterior, el precio es de 1 JOD, y no está incluida en el JP. Presenta un mosaico en su entrada, pero lo más interesante es subir hasta el campanario, esquivando las cuerdas de las enormes campanas, y disfrutar de las vistas, con las cúpulas doradas de la Mezquita King Hussein en primer plano. También es interesante, al bajar, descender a las catacumbas.

Callejeando por Madaba

Paseamos por las calles de Madaba, mucho más amables que las de Ammán, y finalmente tuvimos que dar por finalizada nuestra visita. Si hubiéramos planificado venir a esta ciudad desde el principio, creo que la mejor opción hubiera sido dormir en ella, ya que se encuentra muy cerca del aeropuerto.

Despidiéndonos de Jordania

Nuestra última noche, sin embargo, la pasamos en Ammán, en el mismo hotel que habíamos reservado la primera. Les contamos lo que nos había pasado al llegar, y la verdad es que fueron muy amables y nos dieron una habitación que estaba bastante bien.

Tras descansar, bajamos al Café Pizza Tourist, el restaurante del hotel, en el que disfrutamos de unas fantásticas pizzas (la mía de cordero) mientras tocaban música tradicional, acompañadas de unas cervezas Petra. Un broche final perfecto para un viaje inolvidable…

Día 9. Regreso a España

No tuvimos ningún problema a la vuelta. Llegamos con tiempo al aeropuerto, devolvimos el coche en Dollar, tras comprobar que no había nada extraordinario y que nos devolvieran la fianza, cambiamos los dinares que nos sobraron a euros, pasamos los controles y tomamos el avión de vuelta a casa


Espero que este post te haya resultado útil y hayas podido hacerte una idea de las maravillas que disfrutamos en este país. Próximamente, los posts de Petra y del Wadi Rum.


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